Visítenos

sábado, 4 de mayo de 2013

La estandarización del hombre



Lizbet Alejandra García Fonseca
La historia del hombre, desde que tiene uso de razón, es dominar o ser dominado. Marx ya se ha encargado de analizar este proceso histórico pero con la entrada de la revolución industrial además de evidenciar la explotación del hombre por el hombre trajo consigo la dominación casi legítima por medio de la ideología. Según Ludovico Silva, un marxista poco ortodoxo, la ideología es una estructura mental formada por construcciones sociales básicas que obedecen a un determinado tiempo y espacio (Silva, 1978); la ideología está al servicio de un sistema económico como encubridora de la realidad ya que “toda ideología es justificación de una explotación” (Silva, 1978; 19).
La revolución industrial permitió el crecimiento acelerado de la civilización  gracias a la producción en masa y a la llamada estandarización de las piezas la cual que facilitaría el manejo, la inserción, el acoplamiento y el funcionamiento de estas para diferentes maquinarias.
El hombre también ha sufrido una estandarización no sólo para la inserción en el campo laboral sino que ha sufrido una estandarización ideológica que lo hace manipulable y de carácter estático frente a situaciones político-sociales. Particularmente en México se han vivido ya varios  escenarios en los cuales la movilización social frente a las injusticias del sistema es casi nula en comparación con el problema en cuestión, que puede ir desde el bullying hasta la guerra contra el narco, la reforma laboral, el aumento de IVA en alimentos y medicamentos, etc.
Con la formación de estereotipos dados en función de las banas y triviales necesidades de los hombres, manejados estratégicamente por el mercado y las telecomunicaciones podríamos estar viviendo esta llamada estandarización del hombre. Pero la pregunta es ¿puede el pensamiento de los hombres ser estandarizado?
Como ya mencioné los motores de dicha estandarización son: a) la creación de estereotipos, como categoría social, como producto o como identidad con el cual, se crea un perfil manipulable a disposición del mercado y las modas, creando la necesidad de actualizarse, “estar a la moda” y por lo tanto existe la estandarización estética; a nivel psíquico ésta adquisición material permite unirse a un sistema de ideas como lo es el status que otorga comprar ropa en alguna tienda de marca; y b) las nuevas tecnologías que se encargan de distribuir e instaurar los estereotipos fijándolos en su mente como una meta a conseguir por ejemplo los spots televisivos muestran a los personajes representando un papel concreto en la sociedad o por ejemplo el auge de los productos light  que prometen belleza y salud. Además los mass media tienen la función de entretener y adormecer a las masas, las hacen apáticas, las alejan de la realidad social, las engañan, las distraen, como dice Arendt adormecen su zoon politikon o más precisamente su zoon lógon ekhon haciéndolos más bien un animal laborans sin participación en las decisiones y asuntos de su sociedad.
Esta conducta adaptativa y apática de la sociedad es producto de “la continua erosión de la esfera de la interacción mediada lingüísticamente, bajo la estructura de la acción racional con respecto a fines” (Habermas, 2009: 91). En otras palabras una solución a todos estos mecanismos de manipulación es hacerse consciente de las cosas y comunicarlas para que así no sólo estemos informados sino que el espíritu crítico se desarrolle con la continua participación en los asuntos de la sociedad. La solución habermasiana es la praxis aristotélica del discurso entre los ciudadanos; en este caso la palabra nos hará libres.



BIBLIOGRAFÍA

·        Arendt, Hannah, “El hombre: animal, social o político”, en La condición humana, Paidós, Barcelona, 1993.
·        Silva, Ludovico,  Teoría y práctica de la ideología, México, Nuestro tiempo, 1978.
·        Habermas, Jürgen, “Técnica y ciencia como ideología”, en Técnica y ciencia como ideología, Madrid, Tecnos, 2009.

No hay comentarios:

Publicar un comentario