Lizbet Alejandra García
Fonseca
México
es un país de raíces guerreras, el cual se ha visto en numerosos
enfrentamientos colonizadores desde la época precolombina. Antes de la llegada
de los españoles existía una estructura de dominación entre las diferentes
culturas de la regio mesoamericana, la mexica siempre mantuvo su papel
hegemónico, lo curioso en este tiempo es que la formación cultural y los
sistemas religiosos mexicanos compartían una constante influencia la cual los
hacía compatibles y no excluyentes, es decir, aunque una civilización fuera
dominada por otra esta no le imponía su cosmovisión sino que le permitía
conservar la propia; además no afectaban el crecimiento y desarrollo de las
mismas, sus sistemas de producción, sus creencias religiosas y su formación
cultural eran respetadas.
Con
la colonización española todas la culturas de la región se convirtieron en
civilizaciones ilegitimas e incluso la presencia de diferentes deidades hacia
que se llegara a negar su condición humana. Esta colonización implico una
diseminación de la fe cristiana que en aquellos años era concebida por el
papado como “cruzadas redentoras”, sin embargo nuestros antepasados fueron
violentados ideológicamente pues jamás se les pregunto si estaban de acuerdo en
adoptar esta fe, digamos que la idea de la adopción de la fe cristiana se les
vendió a las civilizaciones “paganas” como la única forma existente para la
salvación del alma.
Una
de las artimañas utilizadas por los españoles, representantes de la Iglesia
Católica, fueron las similitudes entre
sus santos y nuestros dioses por ejemplo, la Virgen de Guadalupe, como madre de
todos los cristianos con Coatlicue la diosa madre; San Isidro Labrador, con Tláloc,
ambos deidades de la lluvia y la fertilidad.
Un
ejemplo muy claro de la usurpación de las raíces mexicanas es que desde a hace
casi 200 años el municipio de Metepec, Estado de México es el escenario de una
celebración en la cual se le rinde homenaje a San Isidro Labrador. Esta verbena
es mejor conocida como “El paseo de los locos”. Se celebra el martes siguiente
al domingo de pentecostés. A pesar de no ser una celebración propia de México
se les debe dar crédito a sus participantes ya que en Madrid las festividades
son pasivas y religiosas, y por el contrario Metepec se desborda de gente en el
desfile de cuadrillas y carros alegóricos, la celebración dura aproximadamente
dos semanas durante las cuales se presenta una larga lista de eventos artísticos,
ganaderos, artesanales, gastronómicos e incluso nos encontraremos con el
palenque donde se presentan grandes celebridades.
Pero
¿Cuál es la verdadera razón de dicha celebración? En realidad San Isidro
Labrador nace el 4 de abril de 1082 en Madrid, España. La festividad en honor a
este santo, tanto en Madrid como en México, es el 15 de mayo y suele celebrarse
en el barrio del mismo nombre. La importancia de este santo radica en la
asociación que tiene con el agua pues cuentan las leyendas que poseía la habilidad
Zahorí, es decir, la capacidad para encontrar corrientes de agua.
La
fiesta de San Isidro Labrador no es una festividad propia, el colorido, la
decoración, los disfraces, la música, el ambiente carnavalesco y la hermandad
que se vive en Metepec durante la conmemoración hacen que un místico gozo se
posesione de todos los presentes. La renovación, la vida, la fertilidad, el
fruto del campo y el trabajo humano son los pilares de esta celebración que al
menos por un día convierte a Metepec en un lugar de “locos”.
Sin
embargo la euforia que causan estas celebridades no desvanecen la realidad a la
que se enfrenta el país, pues deberíamos poner atención en los problemas que
México enfrenta por no construir un plan de desarrollo nacional propio, es
decir, México adopta todos los modelos que le ofrece el mundo ya sea Europa o
Estados Unidos, pero no construye uno conforme a sus posibilidades y
necesidades. Por ejemplo, la agricultura se derrumba estrepitosamente pues
debido a los cultivos y técnicas “modernas” –claro traídas por los españoles-
grandes extensiones de tierra ya no son aptas para el cultivo, y otras se han
erosionado por la explotación irracional, en pocas palabras nuestra dependencia
crece, el país en el que se “invento” el maíz ahora lo importa.
México
debe ser dirigido por mexicanos reales, refiriéndome a un solo hecho, nuestros
antepasados cuidaban de la tierra como algo sagrado dotado de vida propia pero
la intrusión de la otra cultura hizo que todo eso fuera borrado, ignorado pues como menciona Guillermo Bonfíl: “Los propósitos de la colonización se cumplen
solo en la medida en que el colonizado cambie su forma de vida para ajustarla a
las necesidades y los intereses de la empresa colonial”. Y así frente a
nuestros ojos México dejo de ser México, salvo para los turistas curiosos que
conocen más de nuestra historia que la mayoría de los mexicanos. Quienes poco a
poco olvidan sus raíces, ahora somos un México imaginario, México negado, un
México olvidado.
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